Para alcanzar los objetivos principales fijados en el marco del Pacto Verde Europeo, es necesaria una transformación sistémica. Esto afectará a la forma en que vivimos, lo que comemos, lo que vestimos, cómo nos mantenemos sanos y cómo viajamos. La sustitución de materiales, incluido el uso de materiales renovables basados en la madera en lugar de alternativas basadas en los fósiles, será imperativa en esta transformación.1 La Comisión ha reconocido que la bioeconomía puede ser un catalizador para el cambio sistémico y ayudar a lograr la transición verde.2 En el impulso a los productos más sostenibles deben explorarse más las nuevas formas de producir y consumir recursos respetando nuestros límites planetarios. Los materiales reciclables procedentes de fuentes renovables, como los envases de fibra, deberían reconocerse como elementos de la nueva economía circular. En consecuencia, la Comisión debería diferenciar entre Materias primas primarias de origen fósil y materias primas renovables. Para lograr la neutralidad climática en 2050, los recursos fósiles deberán permanecer en el suelo y las emisiones derivadas del abastecimiento y la fabricación de todos los productos deberán reducirse. Por ello, recomendamos que la renovabilidad se incluya como un principio de sostenibilidad en la Iniciativa de Productos Sostenibles para que la política de la UE promueva la eliminación progresiva de los productos de origen fósil mediante el cambio a una economía verde renovable. 

Preservar el valor material de los productos existentes es crucial para lograr una mayor circularidad. En 2020, se recogieron y reciclaron 56,1 millones de toneladas de papel y cartón en Europa, y los envases de papel tienen la tasa de reciclaje más alta entre los materiales de envasado, con 84,2% en la UE.3 El mercado de papel y cartón reciclado como materia prima secundaria ya está bien desarrollado en Europa. Por ejemplo, los envases de cartón ondulado contienen una media de 89% de contenido reciclado.4 La demanda existente en el mercado permite a la industria reciclar el papel y el cartón y reutilizar la fibra en los segmentos de la industria en los que se necesita. Los envases de fibra necesitan fibras recicladas y un flujo continuo de fibras frescas en el circuito de reciclaje. En este contexto, creemos firmemente que la introducción de un requisito obligatorio en toda la UE sobre el contenido reciclado en los envases de fibra supondría un reto para una industria que ya es líder en el reciclaje, ya que el material recogido se desviaría artificialmente para ser utilizado en determinados productos y regiones, lo que provocaría una escasez de material secundario para otros productos o regiones. Un requisito obligatorio en toda la UE aplicado a los envases de fibra no haría más que aumentar los costes y las emisiones relacionadas con el transporte al enviar por toda Europa materiales de desecho que, de otro modo, podrían reciclarse completamente en su origen. En última instancia, los requisitos obligatorios limitarían inevitablemente el mercado y reducirían las posibilidades de elección de los consumidores. El reciclaje de papel y cartón se vería favorecido si se siguieran desarrollando sistemas de recogida selectiva y clasificación de alta calidad para aumentar aún más las tasas de reciclaje. 

Para ser verdaderamente sostenibles, los productos deben tener un origen sostenible. Por ello, la legislación de la UE debe promover el uso de materias primas de origen sostenible en los productos, incluidos los envases. Los envases de fibra proceden de bosques gestionados de forma sostenible, guiados por la normativa forestal nacional y de la UE, así como por sistemas de certificación basados en el mercado, como el Consejo de Administración Forestal (FSC) y el Programa de Reconocimiento de la Certificación Forestal (PEFC). La gestión forestal sostenible es multifuncional y se esfuerza continuamente por encontrar el equilibrio entre la preservación de la biodiversidad, la protección del clima y el rendimiento económico. Gracias a la gestión forestal sostenible, Europa puede afirmar con orgullo que en la actualidad cuenta con más recursos forestales que hace un siglo, ya que la superficie forestal en Europa ha crecido en 19,3 millones de hectáreas en los últimos 30 años.5 El aprovechamiento total de la madera en la UE es inferior a la tasa de crecimiento anual de los bosques, con lo que se incrementan activamente las reservas de carbono de nuestros bosques y se contribuye a preservar la biodiversidad. 

Los distintos productos sirven para diferentes propósitos y tienen diferentes impactos en la sostenibilidad. Por lo tanto, es importante reconocer que un enfoque único para todos no será eficaz para lograr el cambio sistémico necesario. Por esta razón, los enfoques específicos de los productos deben ser abordados por marcos legislativos específicos, como la Directiva de Envases y Residuos de Envases (PPWD) para los envases. Hay que tener cuidado para evitar solapamientos con legislación duplicada. 

Al incorporar el IPS en una revisión del PPWD, creemos que la legislación puede ser clara, predecible y tan fácil de administrar como sea posible. Esto también garantizaría la previsibilidad a largo plazo, necesaria para que la industria cumpla con los nuevos requisitos, realice inversiones e impulse nuevas innovaciones. 

Para minimizar las futuras perturbaciones externas, asegurar la competitividad global y proteger nuestra prosperidad, la UE debe ser económica, social y ambientalmente resistente. La comunidad empresarial será un socio importante para lograrlo.

Los envases de fibra apoyan la resistencia europea de varias maneras. Se obtienen principalmente de los bosques europeos y se reciclan en Europa. Se produce en todo el continente, creando puestos de trabajo e ingresos fiscales, y se vende en gran medida a los consumidores europeos.

Los envases desempeñan un papel esencial en los sistemas alimentarios resistentes y sostenibles, desde garantizar la salud y la seguridad de los consumidores hasta aumentar la vida útil y la seguridad de un producto, reduciendo al mismo tiempo las pérdidas y los residuos de alimentos. Junto con sus beneficios medioambientales, estas características demuestran que los envases de fibra contribuyen de forma importante a la resiliencia económica y social de Europa. Los responsables políticos deben seguir reconociendo esta contribución mediante un marco legislativo que apoye la capacidad de la industria para crecer, invertir e innovar. 

En una economía abierta y de mercado, los productos europeos compiten con los del resto del mundo. Para ser eficaces y garantizar la igualdad de condiciones, es fundamental que los principios generales de sostenibilidad que se definan en el marco de la IPS se apliquen tanto a los productos producidos en la UE como a los importados de terceros países.