19 de diciembre de 2022, Blog de Tiina Pursula de Stora Enso
Cuando se habla del cambio climático, puede ser fácil centrarse en los aspectos negativos. Al fin y al cabo, los efectos de la crisis climática repercuten negativamente en cada uno de nosotros y en la humanidad en su conjunto. Pero en Stora Enso también nos centramos firmemente en los aspectos positivos, trabajando día a día para innovar productos nuevos y más sostenibles, colaborando con socios y clientes para acelerar el desarrollo, e impulsando la búsqueda de mejores soluciones y herramientas para medir el impacto real que los productos que todos utilizamos tienen en nuestro planeta.
Una de las formas más conocidas de medir esos impactos es la huella de carbono, que, como probablemente sepa, es la combinación de los impactos negativos, las emisiones de gases de efecto invernadero que genera un producto, un envase, una persona o una acción. Pero, ¿y los impactos positivos? Bueno, también hay una forma de medirlos, y se llama huella de carbono.
¿Qué es una huella de carbono?
Para explicar realmente la huella de carbono, lo mejor es empezar por la huella. Cuando hablamos de la huella de carbono, nos referimos a las emisiones de la cadena de valor de un determinado producto para ofrecer cualquiera que sea su funcionalidad. La huella de carbono son las emisiones ahorradas o evitadas gracias a un determinado producto.
Cuando pensamos en productos, lo hacemos con una finalidad determinada. Si pensamos en los envases alimentarios, por ejemplo, su finalidad es proporcionar una nutrición segura a las personas para favorecer su bienestar y reducir el desperdicio de alimentos.
Así que si nos fijamos en la huella de los envases alimentarios, nos fijamos en las emisiones que generan cuando se fabrican. Pero cuando pensamos en las emisiones de carbono, al cumplir su propósito, el envase también puede aportar reducciones de emisiones. Esa es la huella.
Una mirada más amplia
El concepto de huella es relativamente nuevo, pero es importante. Al analizar la sostenibilidad, cada vez es más importante tener en cuenta sistemas más amplios. Si sólo nos centramos en la huella, nos perdemos la visión de conjunto de por qué existe un producto en primer lugar y si tiene potencial para reducir las emisiones en otras áreas. Si las emisiones que un producto puede reducir son realmente mayores que la huella, ese producto es bueno para el clima.
Veamos otro ejemplo: el envasado de bebidas. Imaginemos que comparamos un envase de cartón de 1 litro de zumo con otra opción de formato de envase que ofrece el mismo zumo: una botella de plástico. Según un reciente estudio comparativo de evaluación del ciclo de vida, el envase de cartón para bebidas tiene una huella de carbono menor que la botella de plástico. La diferencia positiva al elegir el cartón frente al plástico es la huella.
Los envases de cartón como los que fabricamos en Stora Enso utilizan una gran proporción de energía renovable y, en general, están diseñados de forma eficiente. Las soluciones basadas en fibra suelen dejar una huella menor y una huella mayor que opciones como el vidrio y el plástico. Además de los envases para bebidas, hemos evaluado productos como el cartón para cajas plegables utilizado para envasar alimentos secos, cosméticos, chocolates y otros. En los estudios en los que hemos participado, estos productos también presentaban huellas manuales elevadas. Eso los convierte en grandes alternativas al plástico.
Cálculo pionero de huellas dactilares
La huella dactilar es un concepto bastante nuevo que sólo existe desde hace 5-10 años, por lo que no hay una norma mundial ampliamente aceptada sobre cómo calcularla. El concepto en sí es bastante sencillo. Pero medirla es un poco más complicado.
El ejemplo más sencillo es comparar las emisiones de CO2 como en nuestro ejemplo anterior del cartón de zumo. Pero también hay otras formas de medir la huella. Si pensamos en la circularidad y el uso de recursos, por ejemplo, la idea es la misma: medir la cantidad de recursos que se invierten en fabricar y distribuir un producto en comparación con otro. El producto que es más circular y consume menos recursos tiene una huella mayor.
En Stora Enso estamos trabajando para ser pioneros en la medición de la huella ecológica, colaborando con universidades, institutos de investigación y nuestros clientes para ayudar a desarrollar estos métodos. En la actualidad, el cálculo de la huella ecológica está más avanzado en lo que respecta al clima y el carbono, pero se complica -y también se vuelve más interesante- cuando se calculan aspectos como la circularidad y el impacto social.
Uno de los conceptos de la evaluación del ciclo de vida (ECV), que también es la metodología básica que se aplica para calcular la huella ecológica, es que hay distintas categorías de impacto en diferentes áreas de sostenibilidad, como las emisiones climáticas o hídricas y el uso de recursos. Y esas categorías de impacto no pueden compararse entre sí porque son muy diferentes. Eso significa que es imposible -al menos por ahora- calcular cualquier tipo de huella neta que tenga en cuenta el impacto global.
Estamos colaborando con algunas de las principales universidades e institutos de investigación del mundo, como el VTT (Centro de Investigación Técnica), la LUT (Universidad Tecnológica de Lappeenranta-Lahti) y el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), para desarrollar y poner a prueba una nueva metodología de medición de la huella de las manos. Se necesita mucho trabajo con muchas partes interesadas diferentes para impulsar este importante trabajo, pero en Stora Enso, como siempre nos hemos comprometido a trabajar codo con codo con otros actores para desarrollar los productos, métodos e innovaciones que apoyen lo que llamamos la ecoevolución e impulsen los cambios que el mundo necesita ahora.
En el futuro, es muy importante que evolucione la metodología de medición de la huella ecológica para que comprendamos mejor el impacto positivo y negativo de los productos en toda la cadena de valor. Se trata de una tendencia clave de la sostenibilidad en general: que todo se contemple desde una perspectiva más sistemática y holística que abarque toda la cadena de valor, fomentando una mejor colaboración en todo el proceso y, en última instancia, ofreciendo mejores productos y procesos que sean mejores para todos nosotros.
Tiina Pursula
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